Final feliz. Feliz comienzo.

Final feliz. Feliz comienzo.

Final feliz. Feliz comienzo. 887 532 Majo

Hoy he revivido una experiencia que tenía lejana en Mamás en Acción. Hacía más de dos años que no estábamos dos meses parados, sin acompañamiento a niños, y este parón de la pandemia había alejado de mi mente los sentimientos que hace un ratito he vuelto a sentir.

Hoy tendríamos que haber realizado el primer ritual de cierre con nuestra comunidad de Madrid, para acompañarlos en este nuevo “adiós” que hoy han vivido, apoyándolos e impulsándolos en este aprendizaje sobre “dejar ir”, pero la pandemia no nos ha dejado. Hoy no podremos celebrar juntos un nuevo final feliz, ni darnos esos abrazos que solo entre nosotros sabemos el significado que tienen. Lo hemos hecho en la distancia, de manera muy liviana, porque además este equipo es de valientes y no han necesitado más, pero hoy de nuevo, me han dado un gran lección.

Hoy he vuelto a vivir ese adiós que deseamos que llegue pero que evitamos que sea pronto, y aunque lo he vivido en la distancia, he vuelto a tener el corazón encogido y la emoción contenida a la espera de ver cómo reaccionaban los que durante unos días se han dedicado a acunar, acurrucar y mirar. He estado en silencio desde ayer… acompañando en la distancia, a la espera de cuando hiciera falta ese mensaje de apoyo. No me he atrevido a hablar antes, dejándoles a ellos expresarse, hacer su propia despedida personal y tras eso, a falta de ese ritual colectivo juntos, hemos volcado nuestros sentimientos en un grupo de WhatsApp y he vuelto a vivir, como hace tiempo que no me pasaba, como si esa despedida fuera la mía propia.

 

En mi opinión, formar parte de una comunidad no es tener a seguidores, no es compartir gustos en común o hacer tareas juntos. Formar parte de una comunidad es estar unidos por un propósito y tener la certeza de qué piensan o sienten los otros incluso sin tener la posibilidad de mirarlos a los ojos, y hoy de nuevo,

me he sentido profundamente afortunada de pertenecer a esta gran comunidad que me hace crecer y aprender cada día con sus gestos y acciones.

 

 

 

 


Todos ellos han dado lo más valioso que tienen. El único bien que se reparte equitativamente a todo el mundo. Todos ellos han dado lo único que nadie les podrá devolver jamás: Han donado su TIEMPO. Ese que a todos nos falta para las cosas más importantes y que solo se puede obtener renunciando a otras alternativas. Han regalado ternura y esa ha sido la fórmula mágica que ha transformado a una pequeña personita que hoy ha empezado su nueva vida y que ha sido recogida entre achuchones, mimos y el más puro de los cariños. Con esa maleta de ternura y el amor con el que su nueva familia va a arropar a la última niña que hemos acompañado, nos quedamos henchidos de amor los voluntarios, le decimos adiós y nos preparamos para el siguiente viaje con un niño, porque si no nos reponemos, si no aprendemos a dejar ir, no habrá un siguiente y si eso ocurre nuestros pequeños, volverían a estar solos.

Las acciones que generan alto impacto, como la que acabáis de realizar, suponen una alta implicación emocional y no todo el mundo está preparado para ello. Compañeros: ¡Sois unos valientes!

Estáis inoculando cariño a una sociedad muy falta de ternura y estáis transformando corazones, que mejorarán vidas. Me siento muy afortunada de viajar en la vida y en Mamás en Acción con VOSOTROS.

G R A C I A S  
¡Vamos, Madrid! #NiUnNiñoSolo

Una Mamá en Acción
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